viernes, 31 de diciembre de 2010

-Todo el rato hablando de él. Reconócelo: se acabó.
-Hablas como un novio celoso.
-Si, ya. Que más quisieras.
-No. Qué más quisieras tú.
-¡Por favor! Olvidas con quien hablas.
-Igual que tú. ¿Es que… te gusto?
-Define “gustar”.
-¡Oh! ¡Me tomas el pelo! Esto no me está pasando…
-¿Cómo te crees que me siento? No he dormido, me siento mal, como si tuviera algo en el estómago… revoloteando.
-¿Mariposas? Oh no, no, no, no, no. Esto no está sucediendo.
-Nadie está más sorprendido y más avergonzado que yo.
-Chuck, ya sabes que adoro a todas las criaturas de Dios y las metáforas que inspiran, pero… esas mariposas deben morir.

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